30.6.17

Me traje esta soledad, que es la de no estar solo, 
la que se invita sola a sentar en mi mesa,
la que sienta cabeza, la que duele en los huesos,
la que nunca me besa pero me llena de besos.

6.2.17

Abre el portón y me recibe con una sonrisa, con sus dos manos toma mi cuello y, sin dejar de sonreír, me da un beso de bienvenida. Por algún motivo me siento cómoda. Caminamos por el pasillo del patio hasta llegar a la puerta de la casa, en silencio: la cubana del alquiler no puede enterarse de nuestra presencia. Una vez dentro del departamento y después de un simple "como en tu casa, che, ahí están los vasos y el destapador", entro en una dimensión en la que sólo estamos él y yo y la cual se convierte en mi lugar favorito instantáneamente. Mientras él termina de juntar las cosas de la cena que le quedaron sobre la mesa, tratando de ocultar -de manera imposible- un desorden general que en realidad produce una sensación placentera y hogareña, miro a mi alrededor visualizando la mayor cantidad de detalles posibles, porque sé que voy a querer recordarlos más vivamente en unos días. En la mesa hay muchos papeles que, aunque parecen importantes, están desprolijamente acomodados sobre ésta junto a más objetos que no observo con atención (creo que hay ¿unas medialunas? Me dice que están hace días ahí). Un cenicero, con colillas de cigarrillo dentro y alguna que otra tuca. Más allá: dos camas, separadas por un escritorio con computadora y más objetos, ambas deshechas, la de la izquierda es la suya y la de la derecha es de Diego, más conocido como el raro. Sobre la mesada de la cocina, entre platos, cubiertos y una taza de boca (me río porque es de river), veo dos plantines, me las muestra y me comenta que todavía son muy bebés para entrar en el indoor que tienen ubicado en la parrilla. Inmediatamente abre una puerta que descubre el indoor escondido dentro de la parrilla y, después de que mis ojos se acostumbran a la brillante luz, veo las plantas. Me habla de ellas con gran pasión, describe cómo fue construido el artefacto y me cuenta que el raro las cuida como si fuesen sus hijas. De fondo, desde el televisor, suena bajito un cantante de rap que ya no recuerdo su nombre, pero no me disgusta. Riega con cuidado a las bebés y a sus hermanas mayores y yo saco de la heladera la cerveza y sirvo dos vasos. Cuando termina su trabajo como padrastro, me agradece al alcanzarle el vaso y se tira sobre su cama mientras me cuenta lo difícil que está resultándole conseguir un departamento para mudarse solo. Me siento a su lado con la cerveza y lo escucho atentamente descargar sus quejas al respecto, en las manos sujeta un porro -que nunca vi cuándo agarró ni de dónde lo sacó, aunque supongo que estaba sobre el escritorio- y le alcanzo el encendedor de mi cartera, de la cual también saco mis cigarrillos, y el cenicero que ya había visto sobre la mesa y vuelvo a sentarme. Pitadas van, secas vienen, seguimos charlando ya acomodados sobre la cama como si fuese nuestro lugar en el mundo, sólo nuestro. Sonríe, me abraza, me hace mimos, sigue charlando, me da unos besos, sigue fumando. El porro se consume, varios cigarrillos desaparecen de mis manos rápidamente sin darme cuenta. Me hace sentir internamente cosas desconocidas hasta entonces. Me siento bien, me siento cómoda. Después de una larga noche, después de una especie de siesta, con la luz del día que entra por la ventana, también entra el raro que vuelve de trabajar. Charlamos vagamente, con sueño, prendemos uno que trajo el raro del trabajo. Después de media hora de charla y morseada en la cama, me abre la puerta. Con la misma sonrisa que me recibe, me despide con un beso de esos que te hacen cosquillas en todo el cuerpo y te ablandan las rodillas, me agradece el haberme quedado a dormir con él, disculpándose entre risas por haberme empujado de la cama dormido, y me dice una vez más lo bien que la pasa conmigo. Un beso más y me doy vuelta para caminar esas 9 cuadras que me separan de casa, escucho a mis espaldas un "avisame cuando llegues, Lu" y, sintiendo que camino entre nubes bajo el pesado rayo del sol, enumero en mi mente uno por uno todos estos recuerdos que ahora relato, sonriendo y recordando. Sonriendo y sintiéndome bien, sintiéndome cómoda.

31.10.16

Tenés que comprender que no puse tus miedos donde están guardados,
y que no podré quitártelos si al hacerlo me desgarras.


Quiero escribir sobre todo lo que me generás pero me confundís de una manera tan irracional que nunca sabría cómo empezar. No soporto la sensación de paz que me produce lo mucho que sonreís, no podría cansarme de burlar tu voz aguda y, a su vez, tampoco me cansaría de escucharte. Tu poca seguridad con respecto a todo y todos los que te rodean crea una burbuja imposible de penetrar con la cual estoy cansada de batallar. Junto paciencia porque la ternura que transmitís es más increíble sólo por el hecho de que no te das cuenta de lo tierno que sos. Quiero abrazarte, insultarte, llenarte de besos, no verte nunca más y llorar si me dejás. Controlar las emociones por miedo de asustarte me tiene exhausta porque solamente quiero gritar que no te aguanto más y, también, lo mucho que me gustás. Tendrías que entender que tengo los mismos miedos, el amor me golpeó unas cuantas veces más que a vos, pero de alguna u otra forma sigo al pie del cañón esperando que de una vez por todas te permitas a vos mismo sentir todo lo que sentís. Pero tengo tantas ganas de correr y escaparme de vos, ¿por qué no puedo? Todos tus actos reflejan que no vale la pena que siga acá, pero acá me ves, esquivando todas tus balas. Cada día parece el último y cada día me aferro más a la idea de que podría hacerte feliz si me lo permitieras. Duele quererte y odiarte al mismo tiempo. Odio quererte. Quiero odiarte. Pero lo que más odio es seguir queriéndote a pesar de que con vos todo siempre duela.

16.6.16

Tu recuerdo desdibujado y difuso es lo único que me queda para llenar este vacío muerto que me dejaste hace 17 meses.

2.5.16

Me pasaron tantas cosas y no me acuerdo de nada, sólo del viento y tus ojos, de llorar a carcajadas. No sé cuánto habrá pasado desde cuando te leía. Nunca quise darme cuenta que no era idea mía. Hoy no es que rompa cadenas, sólo me doy por vencido y te perdono por todo, por venir y haberte ido. Si la pena se supera, a mi me importa muy poco, no esperaba que así fuera, mi amor, si aún sueño que te toco. No sé de un tiempo a esta parte. No entiendo cómo pude desarmarme. Me sobraron tantas cosas que no pude darte a tiempo.
O tal vez nunca exististe, fuiste mi mejor invento...
Hoy mis ojos no te ven, hoy mi boca no te nombra. Nadie sabe qué me hiciste, mi amor, sólo mi cuerpo y tu sombra.

3.3.16

It's okay in a day, I'm staying busy. Tied up enough so I don't have to wonder where is he. Got so sick of crying so just lately. When I catch myself, I do a 180°, I stay up clean the house. At last I'm not drinking. Run around just so I don't have to think about thinking. That silent sense of content, that everyone gets, just disappears soon as the sun sets. His face in my dreams, seizing my guts. He floods me with dread, soaked to the soul. He swims in my eyes by the bed, pour myself over him. Moon spilling in, and I wake up alone. Bothers my heart, I'd rather be restless. The second I stop the sleep catches up and I'm breathless, got this ache in my chest. Cuz my day is done now. The dark covers me and I can not run now. My blood running cold, I stand before him. It's all I can do to assure him when he comes to me. I drip for him tonight, drowing in me, we bathe under blue light. His face in my dreams, seizing my guts. He floods me with dread, soaked to the soul. He swims in my eyes by the bed, pour myself over him. Moon spilling in, and I wake up alone.

23.2.16

I have died everyday waiting for you

2.1.16

Hoy fui a visitar su tumba, hace mucho que no iba a ese lugar. Hace un año que ya no está conmigo, y necesitaba ir a hablar con él, aunque no pudiera oírme, aunque no tuviera respuestas. Me senté y me prendí un pucho en su honor, ese vicio en el que él me introdujo un tiempo atrás, y empecé a dirigir mis primeras palabras a un receptor inexistente. Al principio fue fácil: recuerdos, anécdotas y distintos sentimientos que alguna vez supo hacerme sentir. Pero de repente me vi obligada a interrumpir mi monólogo y todo comenzó a tornarse algo borroso. Me quedé paralizada unos segundos hasta que me di cuenta, su imagen se estaba desvaneciendo en mi mente. Su sonrisa empezó a desdibujarse, dudé el color de sus ojos, si eran tan achinados como los recordaba, y ya no podía escuchar su risa. Dejé de escuchar su voz, la imagen nublada de él se quedó sin sonido, empecé a olvidar de a uno sus gestos, sus rasgos, sus movimientos. En cierto punto hasta llegué a cuestionarme qué era lo que sentí por él, no tenía idea. De a poco se fue borrando cada vez un poco más, y pensé, traté con todas mis fuerzas de volver a traer esos recuerdos a mi memoria. Entrando en una crisis nerviosa comencé a desenterrarlo, mis uñas se llenaron de tierra mientras cavaba buscando su ataúd. Cuanto más trataba de recordarlo más se iba desvaneciendo su imagen. En el momento que toqué su ataúd, ya dentro de un hondo pozo, no percibía ni un rastro de su recuerdo. Desesperada, lo abrí, y no lo vi dentro. Sorpresivamente me encontré a mi misma en él. Mi cuerpo estaba ahí, y fue en ese instante que me di cuenta que él no existía, que dejó de existir hace muchísimo tiempo, que era yo la que estaba enterrada en su recuerdo, que yo seguía forzándome a mantener viva la imagen de alguien que hace años desapareció. Y mirando mi cuerpo, en ese mismo momento, me vi abrir los ojos.

14.10.15

You who swallowed a falling star, oh heartless man, your heart will soon belong to me.
-Witch of the waste