Soy bailarina, escritora, delirante, soñadora, escritora de mi propio musical, artista, ciclotímica, loca, amnésica, coherente, estúpida, profunda, intelectual, superficial. Soy aristócrata y trival, arrogante y humilde. Soy ebria, sobria, nómade, arraigada. Soy rubia, morocha, y todas las tonalidades entre medio. Soy romántica y pragmática. Ordenada y caótica. Pierdo la cabeza por intereses temporarios, pero llegué a la conclusión de que soy atemporal.
Creo en el amor, en la cibernética, en el vino y en el champagne. En la música, en la pasión, en las amigas, en las obras de arte, en el odio, en la soja, en los sueños y en la realidad (en su versión cruda o bizarra).
Soy puntualmente impuntual, constante sólo en mi inconstancia y cuerda en mi propio escenario de locuras.
Respiro melancolía y me lleno de felicidad. Soy bohemia y musa. Soy liberal y dictadora, sumisa y desobediente, dócil e indomable (no soy un caballo), masoquista y sadista (como toda mujer) y creo en lo eterno de lo efímero.
Soy tantas cosas, pero en realidad... tan chiquita. Necesito tan poco para ser feliz.
Soy una contradicción que no se contradice. Soy yo.
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