"Cientificamente" todavía no está resuelto, pero el hecho es que CASI TODOS VUELVEN.
La actitud enamoradiza del ser humano se basa en la famosa "teoría del efecto elástico": algunos rebotan rápido, otros tardan mucho, y otros elásticos simplemente se rompen. Muchas veces, ni nos damos cuenta...
¿Cuántas veces nos ponemos a soñar con un chico y nunca se lo decimos? ¿Y por qué no se lo decimos? La cuestión y el resultado de este dilema es que lo podemos perdonar por ser una tortuga, o por tardar tanto en darse cuenta de lo que verdaderamente quiere. O podríamos aprender a decir lo que pensamos en el momento cuando los sentimientos están a flor de piel, en ese minuto eclético en el que nos abraza tan fuerte que parece querer decirnos algo. Si nos callamos en ese instante, sólo podemos culparnos a nosotras mismas de no cumplir con nuestro rol de mujer y de no comunicarle lo que sentimos de una manera en la que él entienda. La peor que nos puede pasar es que nos notifique brevemente que él no siente lo mismo; y en ese caso, recomendable salir corriendo a toda velocidad, comprarnos una botella de vodka, darnos cuenta de que tal elástico no existe, y ponernos nuevamente el cartel de "soltera disponible" en la frente... por más degradante que esto suene.
Vivir en pos de "lo que hubiese pasado si..." centra nuestra perspectiva en un pasado que nunca existió, en el lugar de un presente que puede ser más perfecto todavía que cualquier fantasía no cumplida. Ellos vuelven a convertirnos la vida en una pesadilla si nosotras los dejamos. Mejor, hacer lo imposible en el momento justo y seguir adelante con un manojo de elásticos cortados en una mano y una linterna para ver bien que viene en la otra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario