15.9.15
¿Por qué diré que me escondo si nadie me quiere ver? ¿Será que no me preciso y, de paso, me aviso para ya no correr? Me fui pateando las piedras con ganas de molestar, y no encontré ni un segundo para explicarle al mundo que lo quiero matar. Y mi cabeza se me enfrenta en una noche de solo pensar. Y mi alegría se me escapa y la agonía vuelve a dominar. El corazón de algún sufrido me acompaña hasta la terminal, y me iré para no verme más. Estoy buscando refugio en manos de una pared que ni siquiera me escucha, y yo, fingiendo mi lucha, engañándome otra vez. Ya nada aquí me divierte como solía ocurrir. Voy persiguiendo mi risa, ella se fuga deprisa burlándose de mí.
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