9.10.11

-Creo que deberíamos vivir felices y comer perdices -dijo Howl.
Sophie creyó que lo decía de verdad. Sabía que vivir junto a Howl sería más accidentado de lo que cualquier historia pudiese contar, pero estaba determinada a intentarlo.
-Sería espeluznante -añadió Howl.
-Y me explotarás -replicó Sophie.
-Y entonces cortarás todos mis trajes para darme una lección -dijo Howl.
Si Sophie o Howl hubiesen prestado alguna atención, habrían visto que el príncipe Justin, el Mago Súliman y la señora Fairfax intentaban hablar con Howl, y que Fanny, Martha y Lettie tiraban a Sophie de la manga, mientras Michael tiraba de la chaqueta de Howl.
Pero Sophie y Howl estaban agarrados de la mano y sonreían sin poder parar.
-He dicho -gritó Michael- que Calcifer ha vuelto!
Aquello atrajo la atención de Howl y también la de Sophie. Miraron hacia la chimenea, donde, por supuesto, el familiar rostro azul temblaba entre los troncos.
-No necesitabas hacerlo -dijo Howl.
-No me importa, siempre que pueda ir y venir cuando quiera -dijo Calcifer-. Además, está lloviendo en Market Chipping.
El castillo ambulante

Conchadetumadre, no podías tener un final más lindo, ¿no?


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