Necesitaba verlo nuevamente, pero
como una droga: por el momento estaba satisfecha, no quería pedir más, no quería una sobredosis (
ni pecar de gula, en todo caso). Eso es él:
una droga. Necesito, me da. Necesito,
no está. ¿Qué hago? Necesito. ¿Y qué más?
Necesito. Necesito. Él vuelve y me da. Y
me calmo y vuelvo a respirar,
y vuelvo a vivir.
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